Trilogía Asylum: Lauren Hammond

Asylum #1: Insanity

Adelaide Carmichael y Damien Allen no podían ser más opuestos.

La madre de Adelaide la abandonó cuando ella tenía diez años, dejándola ser criada por su abusivo y alcohólico padre.

Damien, por otro lado, venía de una familia de dinero, era una celebridad local, y parecía tener un brillante futuro para él.

A pesar de sus diferencias, Adelaide y Damien eran jóvenes, locos y fuertemente enamorados.

Y tenían un plan.

Se iban a escapar.

Para estar juntos para siempre.

Y su plan se puso en marcha, hasta que la tragedia golpeó y por alguna razón, Adelaide estuvo atrapada en la Institución Oakhill para la gente demente.

Adelaide no tiene idea de qué hizo para terminar en Oakhill, pero ella sabe una cosa con seguridad…

Quiere escapar.

Y después que Damien la sigue para ayudarla a escapar, Adelaide lentamente empieza a colocar las piezas en su lugar que se han perdido en su memoria.

Y no le lleva mucho tiempo descubrir que a veces…

Ese verdadero amor nunca muere.

Advertencia: No lo leas si tienes corazón débil.


Asylum #2: White Walls

Adelaide Carmichael sabe que ha perdido la cabeza. 

Está al tanto que ha sido enviada a la Institución Oakhill, pero le han dicho que ha sido enviada ahí para mejorar. Le han dicho que el personal está ahí para ayudarla. 

Y no le lleva mucho tiempo descubrir que estaba muy, muy equivocada sobre la Institución Oakhill. Los pacientes vagabundean por los pasillos como zombies. Electricidad vibra a través de las paredes. Los pacientes son alimentados con sedantes como papas aplastadas y ahora Adelaide sabe una cosa con seguridad, quiere escapar. 

Y hará lo que sea para hacerlo.


Asylum #3: Beautiful Nightmares

La épica y final entrega de la Trilogía Asylum.

Sanidad es una palabra graciosa.

Sanidad,

Sanidad,

Estar sano.

Tener pensamientos claros.

Ser capaz de distinguir la diferencia entre la fantasía y la realidad.

Solía pensar que mi sanidad estaba aún intacta.

Que todas mis canicas aún estaban en el bolso conocido como mi mente.

Que nunca – jamás – dejaría que Oakhill se lleve lo mejor de mí.

Ahora, no estoy tan segura. Ahora no estoy segura si realmente estoy sana…

O si he perdido mi cabeza de una vez por todas.


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